Conocíamos la
Wiiitis, y los
pequeños accidentes con la consola de
Nintendo que siempre acaban con algún que otro herido o daño colateral. Pero cuando ya creíamos haberlo visto todo, un entregado jugador se concentró en exceso en un slalom y su ángulo de inclinación fue excesivo en la bajada. No sé qué nos da más pena, si el pobre perro que casualmente pasaba por ahí, o el televisor que también pagó el pato. Lo tienes tras el salto.
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